Quedaban cada
tarde en la Alameda,
Y entre
juegos de niños se enamoraron.
Los dos tenían
16 primaveras y amor eterno pá siempre se juraron.
Y amor
eterno pá siempre se juraron, hasta que vino el niño tan deseado.
Pero la vida
da muchas vueltas y ella solita tiró pá alante
Y trabajando
como una negra criaba a su niño costándole sangre.
Y aunque
llevaba dos apellidos ella tenía que ser madre y padre.
Siempre recuerda
en su soledad que el mal nacío no fue capaz
De darle un
besito por la calle.
Y así de
dura es la realidad cuando te dejan abandoná
Teniendo un
hijo, teniendo un hijo con un cobarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario