Yo sé que
muchos días te habrás preguntao
A tu inocente,
sabia y callada manera.
Por qué ya
nunca viene la tata niñera,
Cómo es que
es mi papá quién despierta a mi lao,
Me levanta,
me viste y me lleva a la escuela.
Cómo es que
me recoge pá casa de vuelta,
Me pone la
comida y me arrima la tarde.
Mientras que
en sus costillas me duermo la siesta,
Hasta que me
despierta el olor de mi madre.
Yo se que tú
te andas preguntando por qué nunca tu mamá
Te dice que
tu padre no está porque está trabajando.
Pero también
tu sabes que te digo que en el fondo de tu corazón
Tú prefieres
que uno de los dos esté siempre contigo.
Y a tu alegría
pongo por testigo, y ahora no quiero explicarte
Para no marearte,
que nos engañaron, la crisis y el paro
Y la bolsa
cayó.
Que de vivir
del carajo, me ví sin trabajo en un santiamén,
No preguntés
por qué, no lo entiendo ni yo.
Y tu callaíto
de la mano de tu padre,
Que estos
ratitos de gloria a ti y a mí no nos lo quita nadie.
Y mientras
pueda, que se entere Zapatero
Que yo la
infancia a tu vera no la cambio por dinero,
Que yo la
infancia a tu vera no la cambio por dinero.
Y ahora sé
obediente y tápate bien los oídos
Que no
quiero que oigas con rabia y dolor lo que le dice tu padre
A ese
miserable y maldito cabrón.
Aprieta bien
las dos manos y rézale al capullo,
Para que a
nuestros hijos nunca les falte de ná.
Porque puedo
jurarte que como le falte
Siete veces
más van a faltarle a los tuyos.
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