Recuerdo
cuando en mi niñez a sus labios me acerqué
De aquella
novia primera.
Son besos
que saben a miel y sin conocer el querer
Nunca se
borran sus huellas.
Hay besos
que en esas noches de amor yo me inventé pá tu boca;
Y juntos se
desató la pasión y yo con el alma rota
Mientras tú
te volvías loca.
Y los que no
tienen perdón son los que se dan por honor
Y los
traicioneros.
Hay quién
besa en nombre de Dios teniendo negro el corazón
Le besan las
manos hasta al Nazareno.
Lo más
bonito es el beso de un niño que abrazao a tu cuello
Y en esa
inocencia te diga al oído “¡Cuánto te quiero!”
Y en esta
vida los que no se olvidan y llevo en la sangre
Son los que
sus labios me dan cada tarde.
Son los
besos que en la frente me suenan a diferente
¡Bendita sea
mi suerte!, son los besos de mi madre.
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