Si usted
levanta una piedra de nuestra universidad, levanta un libro de historia de la biblioteca que tiene enterrá.
Tiene balcones plateados
que dan de cara a la mar, que son como unas vitrinas llenitas de cartas marinas
y escritas en mi facultad.
Y cuando suenan campanas
no son las llamas para ir a rezar. Son las lecciones de Fallas sentado al piano
de la Catedral.
Imparten ciencias políticas,
aunque no lo creas, el alcade Salvochea junto a Emilio Castelar.
Existen asignaturas en la
licenciatura pá ser gaditanos, que no hace falta estudiarlas porque desde
adentro tienen que brotar. Incluso en literatura te tienen que preparar unos
grandes profesores Alberti, Quiñones, Cadalso y Pemán.
Y de historia americana
tiene Cai un libro abierto, influencias del comercio que de Cádiz hasta la Habana, que de Cádiz hasta la Habana, mil barquillos van
a puerto.
Y aunque parezca fácil la
forma de llegar a ser universitario, poca gente tiene el privilegio e estar
licenciado como un gaditano, poca gente tiene el privilegio de estar licenciado
como un gaditano.
¡Ay! Que me digas que sí,
¡Ay! No me digas que no, que aún sabiendo que vengo de afuera más gaditano me
siento yo.
Por tu culpa, culpita yo
tengo loco, loquito mi corazón.
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