Dios mío que
me estoy secando, siendo una rosa de abril.
De qué me
sirve mis encantos si no vive nadie en mí.
¿Qué le pasa
a esta semilla que no quiere germinar?
Que dolor
del jardinero que me riega y es pá ná.
Llevo mil
años esperando que aparezca San Gabriel.
Si que es
curioso nacer hembra y no ser una mujer.
La cigüeña se
olvidó de la carta que escribí.
Y es que le
debe de tardar cuando viene de París.
¡Ay! De mis
pechos mana el aire, soy un vientre mal herío.
Yo me busco
en mis adentro y no me encuentro ni un suspiro.
¡Ay! Si hasta
escrito está en la Biblia,
“crecer y multiplicaos”.
Esa hoja de
mi vida donde está se habrá estrabiao.
¡ay! Yo las
veo pasear, y me quiero hasta morir,
El dolor de
la que más lo quisiera para mí.
Dicen que me
he vuelto loca, que no soy la misma desde hace algún tiempo.
Dios del
cielo ayúdame, por qué esta cruz,
Dime por qué,
dime por qué:
Mis hijos se
los lleva el viento.
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