Érase una vez en algún país una
reina espléndida y coqueta,
Que nunca gritó, ni se
pronunció parecía una mosquita muerta.
Mosquita muerta, que ha dicho
que desaprueba
El matrimonio entre dos gays.
Que ella reniega lo que todo
un parlamento ha convertido en una ley.
Majestad no juegue usted con
fuego,
Que aquí la ley ya no la
dicta aquel gallego.
Y no me haga usted reír, que
usted viene del país
Donde inventaron el griego.
Pregúntale al Borbón, si la
libertad de sexo viene en la
Constitución.
Ya debería saber que no hay
que morder la mano
De quién le da de comer.
Libertad, hable usted con
libertad
Que son las reglas del juego
de las democracias.
¡oh! Corazón, nunca cambie de
opinión,
Si le sale un nieto maricón
nos alegramos.
Seguro que hay boda y además
se la pagamos.
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